Un cuerpo extraño es cualquier objeto de origen orgánico originado fuera del cuerpo humano. 

En el lugar de depósito de un cuerpo extraño se observan diversas reacciones cutáneas, como una reacción inflamatoria inespecífica, la presencia de hiperqueratosis que recubre la dermis donde se localiza el cuerpo extraño o manifestaciones arteriales debidas a la lesión de las arterias.

Para diagnosticar la presencia de un cuerpo extraño se recomienda una exploración física o estudios de imagen, siendo los estudios radiológicos muy útiles para visualizar y localizar cuerpos extraños impermeables o metálicos. En algunos casos, puede ser necesario realizar un TAC o una ecografía para visualizar el cuerpo extraño.

El tratamiento consiste en la extracción para evitar infecciones y daños en los tejidos circundantes. Para ello, se aseptiza la zona y se extrae el cuerpo extraño con unas pinzas y un bisturí. Dependiendo de la profundidad y el tipo de cuerpo extraño, la zona a tratar debe anestesiarse previamente. Se aplica antibioterapia en función de la existencia de una infección previa. Si la herida es profunda o está sucia, se recomienda una vacuna antitetánica si el paciente no está vacunado.